jueves, 21 de febrero de 2019



La lucha por los Derechos Humanos fortalece la Democracia

No hay lucha más honorable que la lucha por los Derechos Humanos. Es la lucha que más nos dignifica como seres humanos. Ir en contra de los Derechos Humanos es ir en contra de la dignidad humana y de los principales principios con los cuales se construye una República y una Democracia. Con lo cual, no hay Democracia sin Derechos Humanos.
El pasado 19 de febrero, aniversario de la localidad de Chilecito, desfilaron ante la comunidad y representantes de la sociedad diferentes agrupaciones y asociaciones que en cierta medida reflejan a una comunidad repleta de sueños e ilusiones, algunas de ellas, con demandas que obedecen estrictamente al bien común, muy al margen de los intereses políticos partidarios. Quizás, estas asociaciones suenen irreverentes y desubicadas, pero el hecho de reivindicar el bien común merecen el máximo de los respetos. En concreto, nos estamos refiriendo a las Asambleas Ciudadanas: Asamblea por la vida de Chilecito y Asamblea el Retamo de Nonogasta. Esta última fue abucheada por un grupo de ciudadanos que dada la casualidad se encontraban en las inmediaciones del palco de las autoridades, en el resto del recorrido, la Asamblea el Retamo fue acogida con aplausos. El hecho en sí es digno de reflexión pues es insólito que haya personas que les molesten los reclamos sociales vinculados a los Derechos Humanos y Defensa de la Vida.
La Asamblea el Retamo de Nonogasta lleva más de ocho años luchando por un derecho que es fundamental: el derecho a vivir en un ambiente sano. Es un derecho tan importante que en el caso de vulnerarse vulnera el resto de los derechos. Porque de qué sirve tener un buen trabajo si mi entorno está contaminado. Pues sencillamente de nada, ya que la contaminación puede matarnos, y ahí, el cuento ya se ha acabado. Por lo tanto, la reivindicación de la Asamblea es una reivindicación justa y honorable al luchar por un bien que nos beneficia a todos sin excepción.
Entonces, ¿cuál es la razón de los abucheos? ¿Acaso hay personas que quieren vivir en lugares que huelen mal? ¿Que son feos? ¿Donde corren el riesgo de enfermar? ¿Donde se vulneran los derechos más fundamentales? Evidentemente no se encuentran razones para ir en contra de dichos derechos. De ahí que la vulneración de los Derechos Humanos también atentan a los principios democráticos, ya que la democracia desde la época griega se asienta en el bien común. Así la sociedad como los políticos deben de velar por los Derechos Humanos. ¿Sería democrático aceptar la violación de un Derecho Humano en un contexto donde la mayoría de la población aplaudiría dicha violación? La respuesta es NO. Los Derechos Humanos no se debaten, se cumplen de manera imperativa pues son logros de toda la sociedad y no los tenemos para regatear, sino para cumplirnos, ya que nos benefician a todos sin distinción alguna.
Sin embargo, el suceso del aniversario de Chilecito no es nada novedoso con respecto a las luchas ambientales en defensa de la Vida los Derechos Humanos. Ya lo describió con suma lucidez Henrik Ibsen con su obra de teatro “Un enemigo del pueblo”, escrita a finales del Siglo XIX. En esta obra, el protagonista es un médico que se da cuenta de la contaminación de las aguas del balneario del pueblo. El problema es que para solucionar la contaminación, el balneario tiene que cerrar durante dos años que durarían las obras y con un costo económico muy elevado. Y el otro problema reside en que medio pueblo vive del trabajo directo o indirecto del balneario. El Alcalde no acepta el informe del médico, dadas las consecuencias que implicaría desde una perspectiva laboral y económica, y decide colocar al pueblo en contra del médico al privilegiar las fuentes de trabajo sobre la salud de la población. El médico al encontrarse frente a un pueblo que lo abuchea se da cuenta que hay un problema mayor, y no es precisamente la contaminación de las aguas, sino la contaminación social alimentada por el oportunismo político.
El abucheo a la Asamblea el Retamo fue una triste anécdota que refleja parte de nuestra lucha, pero más allá de este hecho puntual, la gran mayoría de las personas que asistieron al desfile aplaudieron a la Asamblea y apuestan por la dignidad humana. Al fin y al cabo, las Asambleas luchan por los Derechos de todos, ya que el bien común no discrimina a nadie.






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