La lucha por los Derechos Humanos fortalece la Democracia
No hay lucha
más honorable que la lucha por los Derechos Humanos. Es la lucha que más nos
dignifica como seres humanos. Ir en contra de los Derechos Humanos es ir en
contra de la dignidad humana y de los principales principios con los cuales se
construye una República y una Democracia. Con lo cual, no hay Democracia sin
Derechos Humanos.
El pasado 19
de febrero, aniversario de la localidad de Chilecito, desfilaron ante la
comunidad y representantes de la sociedad diferentes agrupaciones y
asociaciones que en cierta medida reflejan a una comunidad repleta de sueños e
ilusiones, algunas de ellas, con demandas que obedecen estrictamente al bien
común, muy al margen de los intereses políticos partidarios. Quizás, estas
asociaciones suenen irreverentes y desubicadas, pero el hecho de reivindicar el
bien común merecen el máximo de los respetos. En concreto, nos estamos
refiriendo a las Asambleas Ciudadanas: Asamblea por la vida de Chilecito y
Asamblea el Retamo de Nonogasta. Esta última fue abucheada por un grupo de
ciudadanos que dada la casualidad se encontraban en las inmediaciones del palco
de las autoridades, en el resto del recorrido, la Asamblea el Retamo fue
acogida con aplausos. El hecho en sí es digno de reflexión pues es insólito que
haya personas que les molesten los reclamos sociales vinculados a los Derechos
Humanos y Defensa de la Vida.
La Asamblea
el Retamo de Nonogasta lleva más de ocho años luchando por un derecho que es
fundamental: el derecho a vivir en un ambiente sano. Es un derecho tan importante
que en el caso de vulnerarse vulnera el resto de los derechos. Porque de qué
sirve tener un buen trabajo si mi entorno está contaminado. Pues sencillamente
de nada, ya que la contaminación puede matarnos, y ahí, el cuento ya se ha
acabado. Por lo tanto, la reivindicación de la Asamblea es una reivindicación
justa y honorable al luchar por un bien que nos beneficia a todos sin excepción.
Entonces, ¿cuál
es la razón de los abucheos? ¿Acaso hay personas que quieren vivir en lugares
que huelen mal? ¿Que son feos? ¿Donde corren el riesgo de enfermar? ¿Donde se
vulneran los derechos más fundamentales? Evidentemente no se encuentran razones
para ir en contra de dichos derechos. De ahí que la vulneración de los Derechos
Humanos también atentan a los principios democráticos, ya que la democracia
desde la época griega se asienta en el bien común. Así la sociedad como los
políticos deben de velar por los Derechos Humanos. ¿Sería democrático aceptar
la violación de un Derecho Humano en un contexto donde la mayoría de la
población aplaudiría dicha violación? La respuesta es NO. Los Derechos Humanos
no se debaten, se cumplen de manera imperativa pues son logros de toda la
sociedad y no los tenemos para regatear, sino para cumplirnos, ya que nos benefician
a todos sin distinción alguna.
Sin embargo,
el suceso del aniversario de Chilecito no es nada novedoso con respecto a las
luchas ambientales en defensa de la Vida los Derechos Humanos. Ya lo describió
con suma lucidez Henrik Ibsen con su obra de teatro “Un enemigo del pueblo”, escrita a finales del Siglo XIX.
En esta obra, el protagonista es un médico que se da cuenta de la contaminación
de las aguas del balneario del pueblo. El problema es que para solucionar la
contaminación, el balneario tiene que cerrar durante dos años que durarían las
obras y con un costo económico muy elevado. Y el otro problema reside en que
medio pueblo vive del trabajo directo o indirecto del balneario. El Alcalde no
acepta el informe del médico, dadas las consecuencias que implicaría desde una
perspectiva laboral y económica, y decide colocar al pueblo en contra del
médico al privilegiar las fuentes de trabajo sobre la salud de la población. El
médico al encontrarse frente a un pueblo que lo abuchea se da cuenta que hay un
problema mayor, y no es precisamente la contaminación de las aguas, sino la
contaminación social alimentada por el oportunismo político.
El
abucheo a la Asamblea el Retamo fue una triste anécdota que refleja parte de
nuestra lucha, pero más allá de este hecho puntual, la gran mayoría de las
personas que asistieron al desfile aplaudieron a la Asamblea y apuestan por la
dignidad humana. Al fin y al cabo, las Asambleas luchan por los Derechos de
todos, ya que el bien común no discrimina a nadie.
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